miércoles, 12 de noviembre de 2008

El tren de la vida. La voz de Miróbriga. El País!!






Mi adolescencia y juventud la pase entre libros y en muchos ratos libres paseando con mi padre. Casi todas las tardes paseábamos por pequeños caminos de tierra junto a las vías del tren en mi Avila natal. Unos días charlábamos y otros simplemente caminábamos. Hacíamos largos paseos donde, por momentos podías hacer volar la imaginación. Los raíles de las vías me inspiraron en poder comparar la vida con un viaje en tren.
Todos cuando nacemos sacamos el billete. Sabemos que ese billete tiene un recorrido. Unos más largos que otros. Los viajes son diferentes. Unos van en segunda y otros en primera. En ciertos momentos compartimos vagones y experiencias con nuestros pasajeros. Aparecen las primeras estaciones y unos bajan para tomar otro tren y otro destino. Quien, en algún momento de su vida no pensó alguna vez ¿porque no baje de ese tren? El viaje, a veces es ameno y otras veces se hace largo y duro. Llegan estaciones principales y, antes de llegar, ya sabemos si continuamos o vamos a cambiar de tren. En esas estaciones se cruzan cientos de vidas y experiencias. Todos nos miramos, a veces con gestos de complicidad y otras simplemente sin saber el porqué. En algún momento de ese viaje conocemos a nuestros amigos y a nuestra media naranja. El viaje continua y las estaciones mas o menos importantes van pasando. Siempre miramos en algún momento hacia atrás, porque no tenemos la certeza de estar en el tren ideal. Nos preguntamos por todos esos viajeros que conocimos y que bajaron en otras estaciones. Pero algo nos hace recordar que el billete que llevamos tiene un recorrido. Conforme avanzamos parece como si no quisiéramos ver hacia adelante. Existe una estación que nadie conoce y corresponde al final del trayecto. Casi todos tenemos seres queridos y amigos que ya están en ella. Seguramente nos están esperando, de pie, sentados, solos o acompañados. Mi padre, mi gran compañero en los paseos de mi adolescencia ya esta allí con ellos.
Pero, queridos lectores, lo que os he contado es un relato fruto de mi imaginación de adolescente que hoy me ha venido a la mente y os lo cuento porque creo que a veces puede ser real.
En memoria de mi padre, comisario de Policía.
Javier Muñoz
Ciudad Rodrigo.



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