miércoles, 9 de diciembre de 2009

Cuento de Navidad. La Voz de Miróbriga.


Cuento de Navidad.
Esta pasada semana, mientras paseaba por La isla de la toja, en Pontevedra, me imaginaba inmerso en un paraíso de sirenas, hadas y piratas. Un mundo en el que recuerdo a los niños que caminan por la vida perdidos. En ese mundo todos nos sentimos a veces un poco niños. En la isla me he encontrado personas egoístas y que sólo piensan en ser más que los demás, portaban miradas sonrientes y lucían su ostentosidad, se creían los amos de la isla, eran en mi imaginación el capitán garfio. He encontrado una bella niña sonriente caminando junto a la orilla del mar, su mirada era dulce y su verdadero amor es el mar, era Wendy.
Ha llegado volando un diminuto ser con pétalos y alas. Era muy brillante, de bellos colores y ha fijado su diminuta mirada en Wendy: Es campanilla, un hada especial.
Uno de esos personajes ostentosos me ha intentado envenenar, pero campanilla no le ha dejado y ha salido a mi encuentro para impedírselo y me ha salvado la vida. En ese momento me he parado a pensar que “yo sí creo en las hadas”.
He jugado con los niños, estaban todos muy contentos. Yo también lo estaba y me hubiera gustado quedarme en ese paraíso el resto de mi vida, pero no ha podido ser. De repente he despertado y he visto que ya no existen las hadas, porque los niños ya no creen en ellas. En el mundo real nadie las volvió a invocar y ya no nos protegen. Hace años que dejamos morir a campanilla, porque somos demasiados egoístas y los niños de nuestra generación sólo invocan la “play Station 3” o la “Wii” y las hadas no entienden de tecnología.
Los piratas por desgracia han proliferado como moscas, y cada minuto te puedes cruzar con centenares si paseas por cualquier ciudad.
Después de volver a Miróbriga he podido entender a James Matthew, cuando decidió contarnos un cuento y nos hizo pensar que existía una isla llamada nunca jamás. La isla existe y a veces pienso que los niños andan algo perdidos.
Queridos lectores, la navidad está cerca y sería bueno que inventarais un cuento de navidad para vuestros hijos, donde existan las hadas y se las pueda invocar para que vuelvan a renacer y los protejan. Quizás así pudiera volver a nacer un mundo algo más humano. Os dejo con el recuerdo de La isla de La Toja, donde me inspiré en este cuento.

LINK:

http://www.lavozdemirobriga.es/

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