viernes, 2 de agosto de 2013

RECAUDAR VIDAS. LA VOZ DE MIRÓBRIGA.


A debate está actualmente el exceso de velocidad tras el fatal accidente de Santiago.
 El ciudadano y conductor de a pie diario presume de su coche, de su cilindrada y potencia , lo coloca en las redes sociales y socialmente es bien aceptado, algo que me repugna personalmente.
Cuando el fenómeno trasciende a un conductor que lleva en sus manos un autobús o un maquinista de un tren, tras una tragedia surge primero el luto y el dolor, luego las condolencias y unas semanas después lo olvidamos y el debate sobre la velocidad desaparece.
Estoy harto de ver como un moderado número de conductores transitan por medios urbanos, carreteras secundarias y hasta autovías o autopistas,  a excesiva velocidad. 
He podido comprobar conduciendo correctamente, como persona educada y cívica que me considero, que ese respeto a las señales de tráfico, se traducen en algunas ocasiones en pitidos en centros urbanos, adelantamientos inadecuados y altamente peligrosos en carreteras secundarias o autovías, e incluso ocasionalmente han llegado a insultarme. 
Intento siempre vivir inmune a la locura colectiva de la velocidad, pero me indigna oír a ciudadanos comentar que los radares que colocan las fuerzas de seguridad tienen el objetivo de recaudar. 
No solo me indigna, me da mucha pena pensar que no lo hagan con mucha más frecuencia, porque en realidad no recaudan dinero, están recaudando vidas.

El accidente de Santiago no devolverá la vida a ninguno de los muertos, pero en unas semanas el debate sobre la velocidad desaparecerá y aguardaremos la próxima tragedia, por otra parte imposible de evitar.   

Publicado en la voz de miróbriga, 3 de agosto de 2013. página 2.

No hay comentarios: