martes, 16 de abril de 2013

ATRAPADOS POR LA MISERIA DEL EURO. EL ANALISIS DE MIS LECTURAS



Salvar el euro es sinónimo de salvar la economía??.
Bajo mi opinión NO rotundo, y de facto más que sinónimo sería antónimo.

Hasta el momento presente las autoridades monetarias de Japón, EE UU o Reino Unido han tenido la responsabilidad de salir al rescate de la economía cuando un huracán como el que estamos viviendo amenaza con hundirla. 
En términos técnicos, tienen la función de ser prestamistas de última instancia de los Gobiernos cuando estos se ven en dificultades para financiarse en los mercados de capitales. 

Lo que incapacita al BCE para actuar como lo están haciendo los demás bancos centrales es su focalización en la estabilidad de precios y su falta de competencias para actuar como prestamista de última instancia

Pero ¿por qué no? Veamos.


Hay un malentendido respecto del euro. 
Existe la creencia de que es un atajo para llegar a la Unión Política. Pero si así fuese, ¿por qué los padres fundadores no dieron al BCE los instrumentos para ejercer de verdadero banco central?

Probablemente porque el objetivo del BCE no fue ser un banco central como dios manda. Se parece mucho más a lo que se conoce como una currency board, una institución monetaria a la que los Gobiernos que deciden crear un mercado interior único le encargan garantizar la estabilidad cambiaria y evitar las manipulaciones del tipo de cambio. Cuando ese es el objetivo, el encargo que recibe la autoridad monetaria es la de garantizar la estabilidad de precios, no el de ser prestamista último. Ese es el caso del BCE.

Que la función esencal es esta se aprecia mejor si recordamos los dos precedentes del euro. Primero, la serpiente monetaria europea, creada en marzo de 1972. Fue la reacción al acuerdo de los países del FMI de ampliar el margen de fluctuación de las monedas desde el 2% al 4,5% cuando el presidente Nixon anuló la convertibilidad del dólar. Los países que formaban la Comunidad Económica Europea decidieron establecer una fluctuación menor, del 2,25% para facilitar los intercambios comerciales. La serpiente no resistió la primera crisis. 
Algunos países se salieron, entre ellos Francia. La serpiente se convirtió, de hecho, en una zona marco, con el florín holandés, el franco belga y la corona danesa.

Pero como no se podía mantener un mercado interior sin estabilidad cambiaria, en 1979 se puso en marcha el Sistema Monetario Europeo (SME), más exigente que la serpiente. La finalidad era la misma, pero tampoco resistió la primera crisis. Naufragó a inicios de los noventa. Varios países salieron, como Reino Unido y Suecia. Y, de nuevo, los restos del naufragio convirtieron al SME en una zona marco.

europa sometida a la "zona marco"

Pero la continuidad del mercado interior exigía un nuevo acuerdo cambiario, a ser posible más exigente. De ahí salió el euro como moneda única. Esta es su primera crisis. No es seguro que no acabe teniendo salidas y que la eurozona acabe siendo una zona marco.

Pero salvar el euro no es sinónimo de salvar la economía

Lo que incapacita al BCE para actuar como lo están haciendo los demás bancos centrales es su focalización en la estabilidad de precios y su falta de competencias para actuar como prestamista de última instancia. El no poder actuar como la buena praxis económica recomienda y, por otro lado, temer a los mercados, es lo que da a la política europea ese acento excesivo en la consolidación fiscal y la austeridad.

De ahí que el efecto del euro sobre los Gobiernos de los países sobreendeudados, como España, sea similar a aquellos grilletes que se colocaban en los pies de los presos para unirlos a una gruesa y pesada cadena. No me extraña que el presidente Rajoy se sienta preso de los grilletes del euro.

¿Puede el euro ir más allá de esta lógica? Es indispensable si queremos salvar la economía.
El BCE, especialmente en la actual etapa de Mario Draghi, ha dado pasos importantes, pero no son suficientes. Tendría que poder y estar dispuesto a hacer las mismas locuras que están haciendo los otros bancos centrales mencionados.

Pero en vez de eso, lo que probablemente veremos es la continuidad de la austeridad fiscal y acusaciones a Estados Unidos, Japón y Reino Unido de estar provocando, con sus inyecciones masivas de dinero, una nueva guerra de divisas contra el euro. Pero de esta acusación se defendió de forma magistral Ben Bernanke en una intervención en la London School of Economics, durante un homenaje de despedida al actual gobernador del Banco de Inglaterra, Mervin King. 
Vale la pena comentar esa intervención. Pero hoy el espacio no da para más.


Source texto: Anton Costas. elpais.com 
Sourcce Photos: Google images.

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