lunes, 30 de marzo de 2009
Las cenizas del Palacio. La Voz de miróbriga.
Las cenizas del Palacio.
Todos sabemos que nadie está libre de accidentes. Una pena que el pasado sábado por la tarde mientras algunos descansábamos plácidamente, una de las joyas arquitectónicas de nuestra bella ciudad ardía en llamas. Yo me enteré a través de un telediario de una cadena de televisión nacional. Sí, me sorprendió cuando percibí lo vulnerable que puede ser cualquier edificio y lo fácil que es su destrucción. El fuego es uno de esos elementos naturales que tanto nos aporta en la vida cotidiana, pero en determinadas ocasiones puede convertirse en una poderosa arma destructiva. Todos somos conscientes que nuestro casco histórico tiene muchos y bellos palacios y uno muy emblemático lo tenemos herido.
La parte positiva la vemos en la ausencia de víctimas, porque la vida humana es la prioridad y quizás ese sea el elemento clave por el cual podemos estar todos contentos. Las cicatrices de nuestro bello palacio, que data del siglo XVI y que curiosamente fue sede del Gobierno Militar allá por el siglo XIX y convento posteriormente, curarán.
No cabe una mínima duda de que todos deseamos que nuestro patrimonio se conserve porque forma parte de nuestra historia y de nuestros antepasados. Siempre nos entristece que estos accidentes ocurran, pero si encima los fenómenos naturales ayudan como fue en su caso el viento de esa triste tarde de sábado, pues la situación lo agrava un poco más.
Ahora en Palacio están las cenizas, pero las heridas de nuestro bello palacio cicatrizarán.
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