La enfermedad del olvido.
Hace ya algunos días se celebró el día dedicado a las enfermedades mentales. Es cierto que en la década de los 80 se decidió “dar puerta” a los centros psiquiátricos, con el objetivo de integrar a los enfermos mentales en la sociedad. No fue mala idea, ya que muchos de éstos enfermos vivieron en el pasado sus tristes vidas encerrados entre cuatros paredes, sin otro objetivo en la vida que no fuese una condena a un injustificado tratamiento.
Está demostrado que prácticamente el 95% de ellos no son agresivos ni violentos y por otra parte el problema radica más en el entorno familiar, donde sí puede constituir un drama, en algunas ocasiones grave.
De una u otra forma, la enfermedad mental más grave en frecuencia es la esquizofrenia y su forma más agresiva se llama hebefrénica y su pronóstico suele ser gris oscuro.
Dependen en la progresión de la enfermedad algunos factores como son la edad de inicio y sus síntomas, pero suele afectar a personas de nivel sociocultural medio o alto, lo cual lo agrava aún más la situación, ya que el enfermo normalmente es consciente de su enfermedad, lo cual suele producir alteraciones asociadas como la depresión y el aumento del índice de suicidios.
Debe ser muy triste para estos enfermos y sus familiares convivir con una enfermedad de la cual poco o prácticamente nada se conoce.
Otra caja negra para la ciencia actual, que tanto dinero empeña en investigar millones de fenómenos y todo lo relacionado con las neuronas tanto física como mentalmente ha dado resultados inciertos o de escasa repercusión.
Las enfermedades mentales las considero bajo mi opinión un tabú social, otro de los muchos perjuicios que nuestra sociedad moderna esconde sin ser consciente que además de la integración de los enfermos, tiene que existir un cambio de la mentalidad social en asimilar estos fenómenos que están en el olvido.
Apenas existen asociaciones y ayuda social para este colectivo que también sufre el cruel fenómeno de la enfermedad, sin saber al porqué y cuya reacción social es y será siempre escasa o nula.
Quizás sea una muestra más del destino negro de millones de personas en el mundo que tienen que convivir con graves problemas en el día a día bajo el olvido social.
Link:Hace ya algunos días se celebró el día dedicado a las enfermedades mentales. Es cierto que en la década de los 80 se decidió “dar puerta” a los centros psiquiátricos, con el objetivo de integrar a los enfermos mentales en la sociedad. No fue mala idea, ya que muchos de éstos enfermos vivieron en el pasado sus tristes vidas encerrados entre cuatros paredes, sin otro objetivo en la vida que no fuese una condena a un injustificado tratamiento.
Está demostrado que prácticamente el 95% de ellos no son agresivos ni violentos y por otra parte el problema radica más en el entorno familiar, donde sí puede constituir un drama, en algunas ocasiones grave.
De una u otra forma, la enfermedad mental más grave en frecuencia es la esquizofrenia y su forma más agresiva se llama hebefrénica y su pronóstico suele ser gris oscuro.
Dependen en la progresión de la enfermedad algunos factores como son la edad de inicio y sus síntomas, pero suele afectar a personas de nivel sociocultural medio o alto, lo cual lo agrava aún más la situación, ya que el enfermo normalmente es consciente de su enfermedad, lo cual suele producir alteraciones asociadas como la depresión y el aumento del índice de suicidios.
Debe ser muy triste para estos enfermos y sus familiares convivir con una enfermedad de la cual poco o prácticamente nada se conoce.
Otra caja negra para la ciencia actual, que tanto dinero empeña en investigar millones de fenómenos y todo lo relacionado con las neuronas tanto física como mentalmente ha dado resultados inciertos o de escasa repercusión.
Las enfermedades mentales las considero bajo mi opinión un tabú social, otro de los muchos perjuicios que nuestra sociedad moderna esconde sin ser consciente que además de la integración de los enfermos, tiene que existir un cambio de la mentalidad social en asimilar estos fenómenos que están en el olvido.
Apenas existen asociaciones y ayuda social para este colectivo que también sufre el cruel fenómeno de la enfermedad, sin saber al porqué y cuya reacción social es y será siempre escasa o nula.
Quizás sea una muestra más del destino negro de millones de personas en el mundo que tienen que convivir con graves problemas en el día a día bajo el olvido social.
http://www.lavozdemirobriga.es/
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